Probablemente no existe deportista profesional, amateur o simple aficionado que no haya escuchado alguna vez estos términos. Se trata de una alteración estructural del tendón que une la patela con la tibia en cualquier zona de su recorrido, y es parte del mecanismo extensor de la rodilla.
Por Alexis Hernández M. Estudiante Preparación Física y colaborador Revista PuroFondo.
En la articulación de la rodilla participan diferentes músculos, tendones y huesos que facilitan su movimiento, siendo los más importantes el cuádriceps, el tendón del cuádriceps, el tendón rotuliano, la rótula y la tibia.
El tendón rotuliano es una banda de tejido ancha que se inserta entre la rótula y la tibia, uniendo ambos huesos. Junto con el tendón del cuádriceps y con el cuádriceps facilita el movimiento de flexión y extensión de la rodilla: un movimiento repetitivo que realizamos al hacer algunas actividades (con mayor o menor impacto) como correr, caminar o saltar.
La tendinitis rotuliana se produce cuando hay una inflamación del tendón del cuádriceps, generando dolor en esa zona cuando se producen determinados movimientos.
¿Por qué se produce?
La rótula es un pequeño hueso triangular situado en la zona delantera de la rodilla que actúa como palanca a la hora de realizar la flexión y extensión de esta articulación: es un hueso fundamental porque aumenta la eficacia del cuádriceps, deslizándose hacia arriba.
Debido a una sobrecarga de trabajo se producen muchos micro impactos en la rodilla. Cuando corremos muchos kilómetros, por ejemplo, aumentamos la cantidad de impactos (fase de aterrizaje de la pisada), que llegan hasta las articulaciones. El tendón puede inflamarse, produciéndose así la tendinitis rotuliana.
Una mala amortiguación del calzado que usamos para correr, un sobreentrenamiento o una mala técnica de carrera pueden favorecer que aparezca esta patología. La parte positiva es que todos estos son factores que podemos controlar para evitar la aparición de la lesión.
Los síntomas más comunes son:
- Dolor en la zona frontal de la rodilla, concretamente debajo de la rótula.
- Sensación de debilidad en las rodillas, ya que al inflamarse el tendón la articulación pierde parte de su apoyo.
- Sensación de rigidez en la articulación al momento de realizar la zancada.
- Dolor al flexionar la rodilla.
- Dolor en el cuádriceps, en la pantorrilla o en ambos.
¿Cuál es el tratamiento?
Como cualquier otra patología, debe ser diagnosticada por algún profesional de la salud. Tras detectar algún síntoma molesto, el fisioterapeuta diagnosticará y tratará en función del grado de la lesión.
Existen cinco grados de gravedad en la tendinitis rotuliana, y la más habitual es la lesión entre leve y moderada, que puede tratarse en consulta o con recomendaciones personalizadas, como reposo, aplicación de hielo, elevación de la rodilla o toma de antiinflamatorios orales. En las más graves, se puede requerir tratamiento con cirugía, en que se extrae la parte del tendón más afectada o se realizan cortes en los laterales para reducir la tensión de la zona central del tendón.
Una medida que suele ser eficaz a la hora de reducir el dolor y la presión en la rótula es el uso de una banda infrarrotuliana o banda Chopat: se trata de un vendaje funcional con una banda o cinta que se coloca por debajo de la rótula y que permite reducir la tensión en la inserción muscular. Esto ayuda a reducir el dolor a la hora de correr.
En el caso de sufrir de tendinitis rotuliana, y también como medio de prevención, es importante que calentemos correctamente antes de realizar un entrenamiento y que dediquemos el tiempo necesario en nuestro entrenamiento al trabajo de fortalecimiento muscular, incluyendo ejercicios isométricos y trabajo de fuerza con nuestro peso corporal o con cargas externas de acuerdo a nuestras necesidades. Regular la carga de trabajo y evitar el sobreentrenamiento también ayudará a prevenir y a tratar esta lesión.